20 de octubre de 2008

En tiempo de crisis

Objetivos
Una de las claves, no demasiado comentada, de la crisis económica que vivimos estos años son los Objetivos marcados en la Empresa.
Errores en la Gerencia por Objetivos:
Muchos autores ya han escrito al respecto, según John W. Humble, los principales errores son: no obtener participación de la alta gerencia, Decir a todos que la Gerencia por objetivo es una técnica suprema capaz de resolver los problemas, Adoptar la Gerencia por objetivo dentro de un programa acelerado, fijar solamente objetivos cuantificables, simplificar a los extremos todos los procedimientos, aplicar la Gerencia por objetivos en áreas aisladas, o sea no hacer participar globalmente a la empresa, delegar todo el proyecto de Gerencia por objetivo al personal del nivel inferior, concentrarse en individuos e ignorar los problemas en grupos, inaugurar el sistema con una fiesta y después dejarlo andar solo, ignorar las metas personales, concentrándose solo en los objetivos de la empresa.

Según Harry Levinson: "lo ideal es que ese proceso sea seguido de contactos frecuentes, incluso diarios, y esté separado del análisis salarial". Una de sus críticas más duras hacia la Gerencia por objetivo, seña lo siguiente:
Cuanto más alta es la jerarquía de un empleado y más variadas y sutiles sus funciones, más difícil resulta identificar bien objetivos que representen más de una fracción de su trabajo; a este respecto, ofrecen dificultades especiales la creatividad de su labor y la negligencia al determinar previamente las metas y trabajos.
Según Joâo Lodi: la Gerencia por objetivo tiende a exigir mucho de cada uno y que las personas deben ser preparadas para recibir el método y poder aplicarlo con criterio. De lo contrario, podrán venir diversos males".

Mi perspectiva me lleva a resaltar los siguientes:
Corto vs medio plazo:
La definición de objetivos en las empresas tiene que fijarse marcando un plazo definido eso no tiene mucha discusión, sin embargo no es baladí el que al fijar habitualmente objetivos anuales como medida contable y económica estamos dirigiendo la empresa hacia una gestión a corto plazo, dejando sólo para las conferencias de prensa los plazos trianuales o quinquenales que suenan más a régimenes nada capitalistas a pesar de ser imprescindibles en una empresa que pretenda un desarrollo sostenido. Actualmente está asumido por la gran mayoría de las empresas que para alcanzar el objetivo de los beneficios, deben cumplirse unos compromisos sociales con los empleados, clientes y la comunidad, así como el respeto al medio ambiente, sin embargo como en todas las facetas de la actividad humana, entre lo que se dice y lo que se hace suele haber cierta distancia. Que esa distancia sean pequeñas desviaciones o gran alejamiento nos permitirá distinguir las buena y malas empresas tanto desde el punto de vista del corto plazo como las de mayor proyección futura.

Objetivo personal: La difícil tarea de asignación de objetivos, muchas veces olvida aspectos del apartado anterior para limitarse a asignar lo que puede ser medido en plazos cortos, los objetivos personales sea cual sea el nivel del empleado de una empresa actua como dinamizador de la persona pero al tiempo desvia la atención y el esfuerzo hacia las áreas departamentales aún cuando se conozcan los planes plurianuales o los intereses generales de la organización. Empresas dónde los empleados han estado cobrando grandes comisiones ahora despiden a esos trabajadores por la caida de ventas de un semestre. Vemos como en compañías financieras o constructoras, grandes ejecutivos han ganado dinero tanto durante el período de obtención de resultados anuales como en el momento previo a las quiebras mediante procedimientos de asegurarse su propio despido. Está claro que el objetivo de la empresa no coincide con el marcado para los individuos

Dueño vs Ejecutivo: El factor clave desde mi punto de vista. Los últimos treinta años se ha vivido la proliferación de compañías multinacionales que gracias a la globalización han marcado formas de actuación allí dónde se han ido implantando. El éxito gracias al momento económico ha generado una exaltación de la figura del ejecutivo como el gran mago de la economía capaz de hacer que países avancen gracias a que determinado fabricante se implante en Dublín o en Almusafes o que determinada empresa al obtener crecimientos del 40% tenga una plantilla de algunos cientos más de personas p ara satisfacción del político de turno. Las televisiones, revistas y periódicos salmón exaltan la figura del ejecutivo cuya empresa ha crecido un año respecto a otro, poco se habla de la implicación personal del resto de la organización con lo que se confunden muy habitualmente los términos.
No poco importante es la confusión habitual de llamar empresario a los ejecutivos, sin embargo son dos perfiles totalmente distintos. El empresario es decir el que realmente emprende, no el que obtiene participación de una empresa como forma de recompensa, tiene un sentido del tiempo totalmente distinto, ya que para el emprendedor su proyecto tiene sentido si es duradero más allá de determinados periodos contables. Para el ejecutivo, si cobra los bonos o comisiones anuales, la pretensión será alcanzar un nuevo puesto de mayor rango sea nacional o internacional, o pasar a otra organización dónde se cumplan sus objetivos personales. Todo muy respetable pero arriesgado para el buen funcionamiento de las compañías a medio plazo, poner control sobre estos aspectos hubiera evitado algunos excesos, no se trata sólo de limitar sueldos, si no de cambiar normas contables, de auditorías externas, en fin de responsabilidad en el tiempo.

1 comentario:

Graciela dijo...

El blog en su conjunto me parece muy bueno. El artículo que cita a Stiglitz me ha gustado especialmente.