30 de enero de 2012

La formación en la empresa

Durante diecinueve años participé, inicialmente como vendedor y con posterioridad como dirigente, de la formación que la multinacional Xerox tenía planificada para todo su personal, tanto para comerciales como para otras áreas, tanto en sus niveles básicos como por supuesto en los niveles intermedios o de alta dirección. Su organización de entrenamiento ha sido reconocida internacionalmente en diversas ocasiones.


Como receptor de dicha formación podría enumerar multitud de beneficios que aporta, habilidades, conocimiento, integración, ahorro de tiempos y costes, seguridad en el trabajo, conocimiento inter-disciplinar, análisis de necesidades y técnicas de formación, estrategias, gestión de personal, y así seguiríamos enumerando todos los beneficios que pueden figurar en cualquier manual de formación.

En las grandes empresas es habitual la existencia del, más o menos amplio, departamento de personal dónde tanto por su preparación cómo por su tarea la formación es un objetivo claro. Pero y cuando detrás no está la multinacional (o el estado). Todos leemos constantemente que la formación es básica pero ¿realmente asumimos que esa inversión dentro de la empresa es rentable? ¿le dedicamos el tiempo que esa rentabilidad merece?

Mi experiencia como empresario durante los últimos once años, visitando innumerables compañías, es que resulta demasiado difícil para la mayor parte de los pequeños y medianos empresarios, y más en tiempos con las dificultades actuales, dedicarle el esfuerzo necesario. Soy sin embargo un convencido de que existen fórmulas que permiten trasladar a la práctica lo que en términos teóricos es algo aceptado por todos pero quizá no tan practicado.

Por ello, en estas líneas, voy a centrarme en dos aspectos no tan obvios como son: la formación en tiempos de crisis y la motivación. Una premisa, la diferenciación entre urgente e importante es fundamental para darle a la formación el valor que merece por su importancia, aún cuando la consideremos casi siempre de menor urgencia.

Voy a compartir unas pequeñas reglas que nos han permitido alcanzar los objetivos esperados de la formación que impartimos tanto en nuestra empresa como en aquellas externas a las que hemos podido aconsejar.

- La Motivación sería el primer aspecto a considerar. En los treinta años que llevo dirigiendo equipos, las fórmulas de motivación han variado de tal forma que, simplificando, hemos pasado de la Pirámide de Maslow al análisis individual y la auto-motivación, en todo caso dificultando la labor de dirección si no se encuentran los motivadores adecuados. La formación puede ser uno de los catalizadores de dicha motivación y desde luego de los más importantes en tiempos dónde los aspectos económicos y de seguridad en el trabajo se han deteriorado. Alguien al que le dedicamos tiempo a su formación se siente más integrada y satisfecha con su puesto de trabajo y dispuesta además a dedicar tiempo adicional a la mejora de sus conocimientos.

- Método, sería un segundo aspecto. La formación continua es fundamental todos los días suele haber oportunidad para aprender y enseñar algo, sin embargo además debe existir una disciplina de grupo que permita crear un proceso de selección de necesidades, calendarios de cursos, fijando fechas periódicas dedicadas a la formación, evaluación de formador y formados del curso y resultados del mismo, tanto durante como algún tiempo a posteriori mediante análisis de resultados.
- Eficacia como objetivo. En muchas ocasiones la tendencia a enseñar transparencias muy bonitas en los cursos, a poder ser con términos extraños, nos aparta del objetivo buscado. Es fundamental, en la empresa, una formación que logre el efecto que se desea, de lo contrario no sólo la empresa se sentirá defraudada si no también los formados. Como cualquier objetivo que nos marquemos la formación debe tener objetivos alcanzables.

- Aprendizaje organizacional Los cursos permiten obtener información de nuestras carencias en la organización que muy habitualmente no se observan en el trabajo diario, por lo tanto debe asumirse que la formación es también un momento de aprendizaje para la empresa.

Espero que este conjunto de experiencias compartidas puedan aportar una pequeña ayuda a la tarea de las personas que de alguna manera dirigen empresas o grupos de trabajo.

(publicado en la revista Mareba)
http://marebavg.es/revista2/index.html#/12/zoomed