22 de octubre de 2008

Stiglitz y la crisis

Quien tiene la culpa de la Crisis?
Cuando estamos inmersos en la más importante crisis económica de los últimos cincuenta años es curioso escuchar por televisión, radio y leer en los periódicos tal cantidad de comentarios superfluos que uno, en su personal espacio de expresión, no tiene por menos que salir a poner en entredicho.
En primer lugar las razones que han provocado dicha crisis.
Que si las hipotecas subprime, que si la construcción, que si los chinos por fabricar barato... No Sres. no la culpa la tenemos todos los habitantes de los llamados países desarrollados, que hemos caído en la trampa que nosotros mismos hemos construido.
¿Por qué las hipotecas de alto riesgo? Porque desde que tenemos bajos intereses se ha creado la falacia de que el ladrillo siempre subirá más que la inflación. Muchos se lo creyeron, nadie quería recordar los tiempos con interés del 15% anual, ni asumir que el incremento de demanda era finito. La bola iba creciendo y en economía ya se sabe, si una mentira la repite mucha gente acaba pareciendo verdad, aún que sea por un tiempo determinado. Como es lógico la economía de escala permitía que, mientras la bola creciera, se pudieran incrementar riesgos dado el nivel de valientes (por no llamar inconscientes) que se fueran sumando al gran negocio, asumiendo pagos por encima de sus ingresos. Claro que más responsabilidad tienen los que conociendo la realidad se dedicaban, mientras tanto, a revender esos riesgos que al final antes o después acabaría provocando problemas de credibilidad ya que en el fondo hay en ese consumo mucho de mentira.
Respecto a la banca, en momentos dónde se oyen alabanzas por doquier para la española hay que distinguir entre la normativa que ha permitido su buena posición relativa y su real actuación en los últimos meses. En este sentido desde luego son unos de los mayores responsables de la situación de temor que se ha generado y que al final provoca una paralización en la economía. Fueron los primeros que dejaron de mover la maquinaria económica a través de dos procesos fundamentales para la economía, pusieron en duda la credibilidad de ellos mismos no prestándose ni entre ellos y desde luego dificultando el crédito a las empresas y particulares. El método muy sencillo, como ejemplo empresas que teníamos crédito por históricos impecables, BBVA pasó a unas exigencias que históricamente no recordamos. Claro que nuestra sería la culpa si no aprovechamos estos momentos para cambiar de proveedor bancario.

En segundo lugar las soluciones
No pretendo dar aquí mediante una varita mágica las soluciones, pero sí me parece interesante resaltar dos cosas: Por un lado y en contra de los que dicen que nadie veía venir esto, innumerables personas ya venían anunciándolo e incluso algunas de ellas proponiendo ideas que quizá no sean solución ya que la codicia humana no es fácil de solucionar, pero que al menos tratan de corregir los errores que el mercado provoca.
La lectura de libros y artículos de Joseph E.Stiglitz resulta muy esclarecedora de algunos de los problemas con los que nos íbamos a encontrar y de las soluciones por él propuestas. “Como hacer que funcione la globalización” es su libro del 2006 que debería ser lectura obligatoria para comentaristas y políticos.
Quizá así no escucharíamos por ejemplo que la mejor propuesta del partido de la oposición es bajar el impuesto de sociedades, para quién ¿para Endesa?. A los pequeños empresarios que somos mayoría no nos importaría en estos momentos pagar un 35% lo que queremos es no perder.
Otro Nobel en economía Paul Krugman también aboga por un par de ideas que siendo básicas parece que algunos políticos no ayudan a comunicar: Es el momento de inversiones y de aceptar el déficit por parte del estado por mucho que haya caído en tan mala prensa en los últimos años en los que se ha exagerado su aspecto negativo sin transmitir la necesidad del déficit en momentos como el actual, cosa por otra parte que todos tenemos claro a nivel particular.
Así pues soluciones existen, que se apliquen o no es otro tema, en todo caso una de las importante es empezar a generar confianza y eso empieza en cada uno de nosotros evitando los catastrofismos.
Saldremos y hasta entonces hagamos un esfuerzo cada uno.

20 de octubre de 2008

En tiempo de crisis

Objetivos
Una de las claves, no demasiado comentada, de la crisis económica que vivimos estos años son los Objetivos marcados en la Empresa.
Errores en la Gerencia por Objetivos:
Muchos autores ya han escrito al respecto, según John W. Humble, los principales errores son: no obtener participación de la alta gerencia, Decir a todos que la Gerencia por objetivo es una técnica suprema capaz de resolver los problemas, Adoptar la Gerencia por objetivo dentro de un programa acelerado, fijar solamente objetivos cuantificables, simplificar a los extremos todos los procedimientos, aplicar la Gerencia por objetivos en áreas aisladas, o sea no hacer participar globalmente a la empresa, delegar todo el proyecto de Gerencia por objetivo al personal del nivel inferior, concentrarse en individuos e ignorar los problemas en grupos, inaugurar el sistema con una fiesta y después dejarlo andar solo, ignorar las metas personales, concentrándose solo en los objetivos de la empresa.

Según Harry Levinson: "lo ideal es que ese proceso sea seguido de contactos frecuentes, incluso diarios, y esté separado del análisis salarial". Una de sus críticas más duras hacia la Gerencia por objetivo, seña lo siguiente:
Cuanto más alta es la jerarquía de un empleado y más variadas y sutiles sus funciones, más difícil resulta identificar bien objetivos que representen más de una fracción de su trabajo; a este respecto, ofrecen dificultades especiales la creatividad de su labor y la negligencia al determinar previamente las metas y trabajos.
Según Joâo Lodi: la Gerencia por objetivo tiende a exigir mucho de cada uno y que las personas deben ser preparadas para recibir el método y poder aplicarlo con criterio. De lo contrario, podrán venir diversos males".

Mi perspectiva me lleva a resaltar los siguientes:
Corto vs medio plazo:
La definición de objetivos en las empresas tiene que fijarse marcando un plazo definido eso no tiene mucha discusión, sin embargo no es baladí el que al fijar habitualmente objetivos anuales como medida contable y económica estamos dirigiendo la empresa hacia una gestión a corto plazo, dejando sólo para las conferencias de prensa los plazos trianuales o quinquenales que suenan más a régimenes nada capitalistas a pesar de ser imprescindibles en una empresa que pretenda un desarrollo sostenido. Actualmente está asumido por la gran mayoría de las empresas que para alcanzar el objetivo de los beneficios, deben cumplirse unos compromisos sociales con los empleados, clientes y la comunidad, así como el respeto al medio ambiente, sin embargo como en todas las facetas de la actividad humana, entre lo que se dice y lo que se hace suele haber cierta distancia. Que esa distancia sean pequeñas desviaciones o gran alejamiento nos permitirá distinguir las buena y malas empresas tanto desde el punto de vista del corto plazo como las de mayor proyección futura.

Objetivo personal: La difícil tarea de asignación de objetivos, muchas veces olvida aspectos del apartado anterior para limitarse a asignar lo que puede ser medido en plazos cortos, los objetivos personales sea cual sea el nivel del empleado de una empresa actua como dinamizador de la persona pero al tiempo desvia la atención y el esfuerzo hacia las áreas departamentales aún cuando se conozcan los planes plurianuales o los intereses generales de la organización. Empresas dónde los empleados han estado cobrando grandes comisiones ahora despiden a esos trabajadores por la caida de ventas de un semestre. Vemos como en compañías financieras o constructoras, grandes ejecutivos han ganado dinero tanto durante el período de obtención de resultados anuales como en el momento previo a las quiebras mediante procedimientos de asegurarse su propio despido. Está claro que el objetivo de la empresa no coincide con el marcado para los individuos

Dueño vs Ejecutivo: El factor clave desde mi punto de vista. Los últimos treinta años se ha vivido la proliferación de compañías multinacionales que gracias a la globalización han marcado formas de actuación allí dónde se han ido implantando. El éxito gracias al momento económico ha generado una exaltación de la figura del ejecutivo como el gran mago de la economía capaz de hacer que países avancen gracias a que determinado fabricante se implante en Dublín o en Almusafes o que determinada empresa al obtener crecimientos del 40% tenga una plantilla de algunos cientos más de personas p ara satisfacción del político de turno. Las televisiones, revistas y periódicos salmón exaltan la figura del ejecutivo cuya empresa ha crecido un año respecto a otro, poco se habla de la implicación personal del resto de la organización con lo que se confunden muy habitualmente los términos.
No poco importante es la confusión habitual de llamar empresario a los ejecutivos, sin embargo son dos perfiles totalmente distintos. El empresario es decir el que realmente emprende, no el que obtiene participación de una empresa como forma de recompensa, tiene un sentido del tiempo totalmente distinto, ya que para el emprendedor su proyecto tiene sentido si es duradero más allá de determinados periodos contables. Para el ejecutivo, si cobra los bonos o comisiones anuales, la pretensión será alcanzar un nuevo puesto de mayor rango sea nacional o internacional, o pasar a otra organización dónde se cumplan sus objetivos personales. Todo muy respetable pero arriesgado para el buen funcionamiento de las compañías a medio plazo, poner control sobre estos aspectos hubiera evitado algunos excesos, no se trata sólo de limitar sueldos, si no de cambiar normas contables, de auditorías externas, en fin de responsabilidad en el tiempo.